Desde el abismo clamo a Ti, Señor,
Señor, oye mi voz, estén tus oídos atentos
a la voz de mi plegaria.
Si
las culpas retienes, Señor, ¿Quién subsistirá?
Pero cerca de Ti está el perdón,
y así serás temido.
Espero en el Señor, mi alma espera, en su palabra confío,
espera mi alma al Señor,
más que el centinela la aurora.
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